Los desafíos de la patología

Los desafíos de la patología

El alzhéimer no es sólo la principal causa de discapacidad en personas mayores en España, sino que también es la patología que genera uno de los mayores gastos sociales. Un reciente estudio la sitúa como la segunda causa específica de muerte en España, mientras que la Organización Mundial de la Salud (OMS) señala que la misma supone el grupo de enfermedades que más han aumentado en mortalidad en los últimos años, tras haberse duplicado en los últimos 15. Puesto que los casos se incrementan de forma exponencial con la edad, es previsible una auténtica epidemia a nivel mundial en los próximos años debido al envejecimiento progresivo de la población. Por lo tanto se deben tomar medidas urgentes para evitar que esta enfermedad, que ya supone un gran reto sociosanitario, no sea la responsable de un problema aún mayor en los próximos años. Creo que toda la comunidad científica estaría de acuerdo si afirmo que, más allá de intentar encontrar el tratamiento que logre curar o revertir, el principal objetivo a corto plazo es, al menos, conseguir desarrollar un fármaco que modifique el curso de la enfermedad, es decir, que retrase su aparición o evolución de una forma mucho más eficaz de lo que lo hacen los tratamientos actuales. En la última década se ha realizado un avance notable en la detección precoz de la enfermedad y en el conocimiento de factores que influyen o modifican la expresión de la enfermedad. Sin embargo, se han producido escasos avances a nivel terapéutico de los que puedan beneficiarse directamente los pacientes que actualmente la están sufriendo. En estos últimos años se han probado múltiples fármacos, la gran mayoría frente a las proteínas que anormalmente aparecen acumuladas en el cerebro de los pacientes, sin embargo, no han dado resultados positivos aún. En parte, porque la gran mayoría de las investigaciones están basadas en resultados obtenidos en modelos experimentales con ratones, que distan mucho de lo que constituye la enfermedad de Alzheimer en el humano, y sobre todo en los pacientes ancianos, donde los daños cerebrales se suman y por tanto la causa no es única. Y por otra, porque se ha probado en pacientes con la enfermedad en fase de «demencia», es decir, demasiado tarde para ser eficaces. Las últimas tendencias en investigación se centran ahora en probar los fármacos antes de que se desarrolle la demencia, es decir, en la fase de deterioro cognitivo leve.

En todo caso, y mientras no exista una cura para esta enfermedad, mejorar los tiempos de diagnóstico y tomar medidas para lograr que la población envejezca de forma saludable, son actualmente las mejores medidas de las que disponemos para poner freno al Alzheimer.

Y por supuesto, también concienciar a la sociedad de que la demencia y, en concreto la enfermedad de Alzheimer, será el principal reto de salud del siglo XXI, por lo que los recursos de investigación y asistenciales han de estar a la altura. Porque, hasta la fecha, no se han invertido los recursos necesarios.

Source: A tu salud

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