Cuando la diabetes está detrás de un corazón que falla

Cuando la diabetes está detrás de un corazón que falla

En el congreso anual de la Asociación Americana de Cardiología (AHA), que acaba de celebrarse en Chicago, cardiólogos, endocrinólogos y médicos de cabecera han abordado de forma conjunta las causas y la mejor forma de tratar la insuficiencia cardiaca con la diabetes en mente. Hasta hace bien poco, la insuficiencia cardiaca se concebía como una enfermedad cardiaca, cuyas causas más significativas eran el daño que un infarto dejaba en el músculo del corazón y la hipertensión arterial mal controlada. Su relación, muy estrecha, con la diabetes, está cada vez más clara.

El nefrólogo George Bakris, de la Universidad de Chicago, lo explicaba así: «El corazón y el riñón son un matrimonio. Si a uno de ellos no le va del todo bien en cualquier aspecto, es difícil que el otro esté contento». Una de las advertencias más frecuentes en cuanto a la necesidad del mantener bien controlada la glucosa es que la diabetes puede reducir la esperanza de vida. En palabras de Peter Lin, de la Universidad de Toronto, difundir información sobre la relación entre diabetes e insuficiencia cardiaca es muy importante. «Perder esperanza de vida es algo que suena muy lejano en el futuro, habría que hacer saber a los pacientes que la esperanza de vida a cinco años en casos de insuficiencia cardiaca es del 50%, este dato es desde luego mucho más llamativo».

Stephen Wiviott, de la Facultad de Medicina de Harvard, y uno de los investigadores principales del grupo de Estudio Trombolisis en el Infarto de Miocardio (TIMI, por sus siglas en inglés) fue ponente en una de las sesiones más concurridas del encuentro de la AHA. Wiviott y su equipo han estudiado la utilidad de un medicamento utilizado para reducir los niveles de glucosa en personas con diabetes tipo 2 para hacer algo más: reducir los ingresos en el hospital por insuficiencia cardiaca y la mortalidad por causas cardiovasculares. Es posible que otros medicamentos similares sigan esta estela y empiecen a ser concebidos como instrumentos terapéuticos para cumplir esa función preventiva.

Otro de los expertos que hablaron al respecto en Chicago fue Eugene Braunwald, de la Universidad de Harvard. Braunwald se refirió a estas nuevas terapias como un hallazgo que va a cambiar las reglas del juego a la hora de tratar la insuficiencia cardiaca. Refiriéndose a estos medicamentos, que se conocen como inhibidores de SGLT2, este experto añadía: «Es la primera vez que contamos con los medios necesarios para cambiar el curso de la enfermedad en personas con diabetes».

Como no todos los médicos pueden ser especialistas «en todo», el proponía una nueva especialidad llamada «diabeto-cardiología». Para él, es algo tan importante, con la enorme cantidad de pacientes diabéticos que hay, que contar con diabetocardiólogos lo antes posible. Hasta que llegue el momento, el está «intentando despertar el entusiasmo de los cardiólogos en torno a esta idea».

Para Mikhail Kosiborod, también cardiólogo, y profesor en la facultad de medicina de la Universidad de Missouri-Kansas, hay dos cambios importantes en este campo. En Estados Unidos se está empezando a evaluar la atención sanitaria no por volumen (el número de intervenciones sanitarias) sino por los resultados. El objetivo es reducir complicaciones y mejorar los resultados en el paciente. Con los medicamentos también hay un cambio importante, indicaba: «Antes había un medicamento para cada órgano, ahora tenemos fármacos que tratan dos o tres, incluso más procesos, dentro de una enfermedad crónica. Es un concepto interesante. Son terapias que tratan más de un aspecto de la enfermedad».

Source: A tu salud

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *